I.- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA
DE LA REALIDAD
En la película The Matrix, Morpheo le dice a Neo
las siguientes palabras:
«¿Qué es
real? ¿Cómo defines lo real? Si estás hablando de lo que puedes sentir, lo que
puedes oler, lo que puedes saborear y ver, entonces lo real son simplemente
señales eléctricas interpretadas por tu cerebro.»
Esta pequeña frase
sugiere una de las cuestiones más inquietantes que la filosofía y un ser humano
puede llegar a plantearse a lo largo de su existencia. ¿Existe alguna realidad,
además de mi conciencia y sus vivencias, ideas y estados? ¿Existe, además de mi
cerebro un cuerpo en el que dicho cerebro se encontrara? En el caso de que así
fuera, ¿Existe, además de mi cerebro y de mi cuerpo, un mundo externo a ellos
del que tengo ideas? En el caso de que las respuestas a estas cuestiones fueran
todas afirmativas, aún podríamos seguir preguntando ¿cómo podríamos llegar a
saberlo? Todas estas preguntas hacen referencia a un viejo problema planteado
por René Descartes que ha pasado a la historia del pensamiento como el problema del cerebro en una cubeta.
Este problema en Descartes se conoce como el problema del Genio Maligno o del Dios Engañador. Veamos cómo lo
plantea Descartes:
«Supondré ahora --escribió Descartes--, no que Dios, que es supremamente bueno y
la fuente de la verdad, sino en cambio algún genio maligno con el más
extraordinario poder ha usado todas sus fuerzas para engañarme. Debo pensar que
el cielo, el aire, la tierra, colores, formas, sonidos, y todas las cosas
externas son solo alucinaciones de sueños los cuales ha creado para engañar mi
juicio»
Meditaciones 15
El planteamiento actual de este problema fue llevado a
cabo por Jonathan Dancy en su libro Introducción
a la epistemología contemporánea. En el capítulo 10 escribe lo siguiente:
«Usted no
sabe que no es un cerebro, suspendido en una cubeta llena de líquido en un
laboratorio, y conectada a un computador que lo alimenta con sus experiencias
actuales bajo el control de algún ingenioso científico técnico (benévolo o
maligno, de acuerdo a su gusto). Puesto que, si usted fuera un cerebro así,
asumiendo que el científico es exitoso, nada dentro de sus experiencias podría
revelar que usted lo es; ya que sus experiencias son, según la hipótesis, idénticas
con las de algo que no es un cerebro en la cubeta. Como usted sólo tiene sus
propias experiencias para saberlo, y esas experiencias son las mismas en
cualquier situación, nada podría mostrarle cuál de las dos situaciones es la
real.»
Posteriormente sería Hilary Putnam, en su libro Reason,
Truth, and History, quien generalizará este problema a cualquier ser
humano:
«En lugar de tener sólo un cerebro en la cubeta, podemos
imaginar que todos los seres humanos (o todos los seres con sensaciones) son
cerebros en la cubeta (o sistemas nerviosos en la cubeta en el caso en el que
seres con sólo sistemas nerviosos cuenten como seres con sensaciones) ¿Por
supuesto, el científico malvado tendría que estar afuera, o no? tal vez no haya
ningún científico maligno, tal vez (aunque parezca absurdo) el universo
consista solamente de maquinaria automática atendiendo una cubeta llena de
cerebros y de sistemas nerviosos. Ahora supongamos que esta maquinaria
automática esta programada para darnos a todos una alucinación colectiva en
lugar de un cierto número de alucinaciones aisladas. Así cuando me parece que
le hablo a usted, a usted le parece estar oyendo mis palabras... Ahora quiero
hacer una pregunta que parecerá muy tonta y obvia (al menos para algunas
personas, incluyendo algunos filósofos muy sofisticados), pero que nos llevará
a verdaderas profundidades filosóficas con cierta rapidez. Supongamos que toda
esta historia fuera realmente verdadera, ¿podríamos, si fuéramos cerebros en la
cubeta de este modo, decir o pensar que lo somos?»
Todo ello no hace que generarnos dudas sobre la
existencia de lo real y sobre, si existe, a qué podríamos llamar real. Muchas
han sido las respuestas a estas y otras cuestiones del mismo tipo. Veamos
algunas de ellas.
II.- SOBRE LA NATURALEZA DE LA
REALIDAD.
2.1.- REALISMO
A.- ESENCIALISMO PLATÓNICO
TEXTO I
“La razón no tiene más que un
camino a seguir en sus indagaciones; mientras tengamos nuestro cuerpo, y
nuestra alma esté sumida en esta corrupción, jamás poseeremos el objeto de
nuestros deseos; es decir, la verdad. En efecto, el cuerpo nos pone mil
obstáculos por la necesidad en que estamos de alimentarle, y con esto, y las
enfermedades que sobrevienen, se turban nuestras indagaciones. Por otra parte,
nos llena de amores, de deseos, de temores, de mil quimeras y de toda clase de
necesidades; de manera que nada hay más cierto que lo que se dice
ordinariamente: que el cuerpo nunca nos conduce a la sabiduría. Porque ¿de
dónde nacen las guerras, las sediciones, los combates? Del cuerpo, con todas
sus pasiones.
En efecto; todas las
guerras no proceden sino del ansia de amontonar riquezas, y nos vemos obligados
a amontonarlas a causa del cuerpo, para servir como esclavos a sus necesidades.
He aquí por qué no tenemos tiempo para pensar en la filosofía; y el mayor de
nuestros males consiste que en el acto de tener tiempo y ponernos a meditar, de
repente interviene el cuerpo en nuestras indagaciones, nos embaraza, nos turba
y no nos deja discernir la verdad.
Está demostrado que
si queremos saber verdaderamente alguna cosa, es preciso que abandonemos el
cuerpo, y que el alma sola examine los objetos que quiere conocer. Sólo
entonces gozamos de la sabiduría, de que nos mostramos tan celosos; es decir,
después de la muerte, y no durante la vida. La razón misma lo dicta : porque si
es imposible conocer nada en su pureza mientras vivimos con el cuerpo, es
preciso que suceda una de estas dos cosas: o que no se conozca nunca la verdad,
o que se conozca después de la muerte, porque entonces el alma, libre de esta
carga, se pertenecerá a sí misma; pero mientras estemos en esta vida no nos
aproximaremos a la verdad sino en razón de nuestro alejamiento del cuerpo,
renunciando a todo comercio con él y cediendo sólo a la necesidad.”
TEXTO II
El dualismo animista de Platón encuentra
su fundamento en un dualismo ontológico. Dicho dualismo lo describe
admirablemente el “mito de la caverna”.
"I. -Y a continuación -seguí- compara
con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la
falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de cavernosa
vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se
extiende a lo ancho de toda la caverna y unos hombres que están en ella desde
niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que estarse
quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden
volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en
plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto;
y a lo largo del camino suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a
las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las
cuales exhiben aquéllos sus maravillas.
-Ya lo veo -dijo.
-Pues bien, contempla ahora, a lo largo de
esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos cuya altura
sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y
de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es
natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
-Qué extraña escena describes -dijo- y qué
extraños pioneros!
-Iguales que nosotros -dije-, porque, en
primer lugar ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de
sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la
caverna que está frente a ellos?
-¡Cómo -dijo-, si durante toda su vida han
sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
-¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán
visto lo mismo?
-¿Qué otra cosa van a ver?
-Y, si pudieran hablar los unos con los
otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían
pasar ante ellos? Forzosamente.
-¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera
de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que
pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que
veían pasar?
-No, ¡por Zeus! -dijo.
-Entonces no hay duda -dije yo- de que los
tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos
fabricados.
-Es enteramente forzoso -dijo.
-Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran
liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia y si, conforme a naturaleza
, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a
levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz y
cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no
fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría
si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora
cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más
reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos
que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno
de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado
le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
-Mucho más -dijo.
II. -Y, si se le obligara a fijar su vista en
la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía volviéndose
hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría que éstos son
realmente más claros que los que le muestran?
-Así es -dijo.
-Y, si se lo llevaran de allí a la fuerza
-dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran
antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y
llevaría a mal el ser arrastrado y, una vez llegado a la luz, tendría los ojos
tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que
ahora llamamos verdaderas?
-No, no sería capaz -dijo-, al menos por el
momento.
-Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para
poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían,
ante todo, las sombras, luego, las imágenes de hombres y de otros objetos
reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le
sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo,
fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol
y lo que le es propio.
-¿Cómo no?
-Y por último, creo yo, sería el sol, pero no
sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el
propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que él estaría en
condiciones de mirar y contemplar.
-Necesariamente -dijo.
-Y, después de esto, colegiría ya con
respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna
todo lo de la región visible y es, en cierto modo, el autor de todas aquellas
cosas que ellos veían
-Es evidente -dijo- que después de aquello
vendría a pensar en eso otro.
-¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior
habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no
crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a
ellos? Efectivamente.
-Y, si hubiese habido entre ellos algunos
honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros
que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse
mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o
junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello,
lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que
envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquéllos, o bien que le
ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente «ser siervo en
el campo de cualquier labrador sin caudal » o sufrir cualquier otro destino
antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?
-Eso es lo que creo yo -dijo-: que preferiría
cualquier otro destino antes que aquella vida.
-Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el
tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le
llenarían los ojos de tinieblas como a quien deja súbitamente la luz del sol?
-Ciertamente -dijo.
-Y, si tuviese que competir de nuevo con los
que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las
sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con
dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-,
¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto
con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una
semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y
matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?
-Claro que sí-dijo.
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que
aplicarla toda ella, ¡oh, amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que
comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión y la
luz del fuego que hay en ella con el poder del sol. En cuanto a la subida al
mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con
la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi
vislumbre, que es lo que tú deseas conocer y que sólo la divinidad sabe si por
acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo
inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero,
una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo
bello que hay en todas las cosas, que, mientras en el mundo visible ha
engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana
y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien
quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
-También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el
grado en que puedo estarlo."
Platón, República, libro VII
SÍMBOLOS
DEL MITO DE LA CAVERNA Y SU INTERPRETACIÓN
|
||
DIMENSIÓN
ANTROPOLÓGICA
|
||
SÍMBOLOS
DEL MITO
|
INTERPRETACIÓN
EN LA VIDA REAL
|
|
prisioneros
|
el hombre
en la medida en que vive inserto en el mundo sensible y sus valores
|
|
conocimiento de
sí mismos como siendo meras sombras
|
identificación de
la realidad humana con el cuerpo
|
|
liberación del
prisionero
|
liberación del
hombre y descubrimiento del mundo verdadero
(Mundo de las Ideas) |
|
el cautivo pierde
las cadenas, reconoce los objetos en la caverna, sube al mundo exterior y
reconoce los objetos del mundo exterior
|
el filósofo
libera moral e intelectualmente su alma de las limitaciones y ataduras del
cuerpo y del mundo sensible y asciende al mundo de las Ideas; práctica de la
dialéctica o filosofía
|
|
conocimiento de
sí mismo en el mundo exterior
|
tras el ejercicio
de la filosofía, identificación de la realidad humana con el alma
|
|
DIMENSIÓN
ONTOLÓGICA Y EPISTEMOLÓGICA
|
||
SÍMBOLOS
DEL MITO
|
INTERPRETACIÓN
EN LA VIDA REAL
|
|
TIPO
DE REALIDAD
|
TIPO
DE REALIDAD
|
TIPO
DE SABER
|
MUNDO SUBTERRÁNEO
|
MUNDO QUE SE DA A
LOS SENTIDOS (o mundo sensible)
|
OPINIÓN
|
las sombras en el
fondo de la caverna
|
las sombras y los
reflejos de los objetos
|
conjetura
|
los objetos de la
caverna
|
los objetos
naturales y artificiales
|
creencia
|
la luz del fuego
|
el sol
|
|
MUNDO EXTERIOR
|
MUNDO INTELIGIBLE
O MUNDO DE LAS IDEAS
|
CIENCIA
|
las sombras y
reflejos en el agua de las cosas exteriores
|
las ideas
matemáticas
|
pensamiento
discursivo
|
las cosas exteriores
mismas y, por la noche, la luna y los objetos celestes
|
las Ideas
superiores
|
inteligencia
|
el sol mismo
|
la Idea de Bien
|
|
conocimiento como
subida al mundo exterior
|
conocimiento o
ciencia estricta o filosofía como “ascensión al ser” (al mundo de las
Ideas)
|
|
DIMENSIÓN
MORAL Y POLÍTICA DEL MITO
|
||
SÍMBOLOS
DEL MITO
|
INTERPRETACIÓN
EN LA VIDA REAL
|
|
necesidad en el
proceso de liberación del prisionero (por eso Platón emplea con frecuencia
expresiones del tipo “si le forzáramos”, “si a la fuerza se le arrastrara”)
|
|
|
el prisionero
liberado baja de nuevo al mundo de la caverna
|
el filósofo no
puede limitarse a la mera contemplación de las ideas; tiene la obligación
moral de volver su mirada hacia el mundo y ayudar a la liberación de las
demás personas
|
|
el prisionero liberado
que es perseguido y asesinado por sus compañeros
|
el proceso
y muerte de Sócrates y de todos aquellos que insisten en mostrar la verdad a
los hombres
|
|
comprensión del
papel que tiene el sol en la vida, realidad y gobierno de las cosas
|
comprensión del
papel que tiene la Idea del Bien como el principio que crea, da
inteligibilidad a la realidad e ilumina la vida moral y política
|
B.- INTERACCIONISMO CARTESIANO
TEXTO I
“Tengo yo un cuerpo al que estoy estrechamente unido, sin embargo, puesto
que por una parte una idea clara y distinta de mí mismo, según la cual soy algo
que piensa y no extenso y, por otra parte, tengo una idea distinta del cuerpo
según la cual éste es una cosa extensa, que no piensa, resulta cierto que yo,
es decir, mi alma, por la cual soy lo que soy, es entera y verdaderamente
distinta de mi cuerpo, pudiendo ser y existir sin el cuerpo... Me enseña la
Naturaleza por medio de estos sentimientos de dolor, hambre, sed, etc., que no
estoy metido en mi cuerpo como un piloto en su navío, sino tan estrechamente
unido y confundido y mezclado con él, que forma como un sólo todo con mi
cuerpo. Pues si esto no fuera así, no sentiría yo dolor cuando mi cuerpo está
herido, puesto que soy solamente una cosa que piensa; percibiría la herida por
medio del entendimiento como un piloto percibe, por medio de la vista, lo que
se rompe en el barco.”
DESCARTES,
RENÉ, Meditaciones Metafísicas, VI, Ed. Alfaguara.
TEXTO II
"Así, cuando el alma quiere acordarse de alguna cosa, esta
voluntad hace que la glándula, inclinándose sucesivamente hacia diversos
lugares, empuje a los espíritus hacia diversos lugares del cerebro, hasta que
encuentren aquél en que estén las huellas que ha dejado el objeto del que se
quiere acordar. Porque estas huellas no son otra cosa más que los poros del
cerebro, por donde los espíritus han pasado a causa de la presencia de este
objeto, y adquirieron por eso mayor facilidad que los otros para ser abiertos
otra vez de la misma manera por los espíritus que tienen hacia ellos; de modo
que estos espíritus, al encontrar estos poros, entran dentro con mayor
facilidad que los otros, y excitan de este modo un movimiento peculiar de la
glándula, el cual representa al alma el mismo objeto y le hace conocer que es
aquél del cual quería acordarse."
DESCARTES,
RENÉ., Las pasiones del alma,
I. XLII.
TEXTO III
“El problema
de si existen los estados físicos y mentales, de si interactúan o si se
relacionan de otra manera se conoce como el problema del cuerpo y la mente o la
mente y el cuerpo o como el problema psicofísico. Una de las soluciones
concebibles de este problema es el interaccionismo: la teoría de que los
estados mentales y físicos interactúan. Esto conduce más exactamente a
describir el problema del cuerpo y de la mente como el problema del cerebro y
la mente, ya que se aduce que la interacción se localiza en el cerebro...
Considero que los problemas que nos ocupan se pueden clarificar
considerablemente si introducimos una división tripartita. Primero, está el
mundo físico - el universo de las entidades físicas que denominaré “Mundo 1”.
En segundo lugar, está el mundo de los estados mentales, incluyendo entre ellos
los estados de conciencia, las disposiciones psicológicas y los estados
inconscientes: es lo que denominará “Mundo 2”. Pero hay también un tercer
mundo, el mundo de los contenidos del pensamiento y, ciertamente, de los
productos de la mente humana; a esto lo denominaré “Mundo 3”.
Karl Popper
TEXTO IV
“¿Puede una máquina tener pensamientos conscientes en el mismo preciso
sentido en que los tenemos Usted y yo? si entendemos por máquina un sistema material capaz de desempeñar ciertas funciones,
resulta que los humanos somos máquinas de una clase biológica especial y, como
los humanos piensan, es evidentemente cierto que hay máquinas capaces de
pensar. Y quien sabe si será posible producir máquinas pensantes que se valgan
de materiales totalmente distintos, máquinas que utilicen -es un decir-
microcircuitos de silicio o válvulas termoiónicas. Tal vez se demuestre que
ello es imposible, pero ciertamente eso es, hoy por hoy, cosa que no sabemos.
Sin embargo en los últimos decenios, la cuestión de si las
máquinas podrían pensar ha recibido una interpretación enteramente distinta. La
cuestión planteada en su lugar es: ¿Podría una máquina pensar justamente en
virtud de que ejecuta un programa informático? ¿Es el programa, en sí mismo,
constitutivo de pensamiento? Se trata de una cuestión completamente diferente, porque
no se ocupa de propiedades físicas, causales, de sistemas materiales, sino que
atañe por el contrario a las propiedades abstractas, computacionales, de
programas informáticos formales que podrían realizarse en cualquier clase de
sustancia, sin otra condición que la de que ésta sea capaz de ejecutar el
programa. No son pocos los investigadores en Inteligencia Artificial
convencidos de que esta sea capaz de ejecutar el programa. No son pocos los
investigadores en Inteligencia Artificial convencidos de que esta segunda
pregunta tiene respuesta afirmativa.”
SEARLE, J., ¿Es la mente un
programa informático? en Investigación
y ciencia, 162, 1990, p. 10.
C.- EPIFENOMENALISMO
TEXTO I
"La tesis desarrollada en este capítulo es...: el encéfalo
del hombre que se sabe (a sí mismo) contiene, en la organización anatómica de
su cortex, representaciones del mundo que le rodea, y es igualmente capaz de
construirlas y de utilizarlas en sus cálculos.... Éstos encadenamientos y
ajustes entre las neuronas, estas sutiles telas de araña funcionan como un
todo. ¿Debemos decir que la conciencia emerge de ese todo? Sí, si se toma la
palabra emerger al pie de la letra, como cuando se dice que un iceberg emerge
del agua. Pero no nos basta decir que la conciencia es ese sistema de
regulaciones en funcionamiento".
CHANGEAUX.,
El hombre neuronal, 1.983.
D.- OBJECCIONES
A LAS POSTURAS DUALISTAS
El
principal problema que presentan todas las teorías dualistas consiste en
explicar cómo es posible que dos
realidades tan distintas y hasta opuestas puedan interactuar entre sí, es
decir, ¿cómo es posible que acontecimientos físicos caracterizados por su
espacialidad puedan originar acontecimientos mentales o psíquicos
caracterizados por su inespacialidad y viceversa? Incluso aunque si, como los
epifenomenalistas, sólo admitiéramos la influencia de lo físico sobre lo
psíquico, ¿Cómo podríamos explicar la situación del mundo actual sin la
existencia e influencia de los fenómenos mentales?
Además
de estas objeciones que son las más importantes, es posible enumerar también
otras críticas que nos impedirían la aceptación de las hipótesis de los
dualistas. Veamos las principales:
➊.- Sabemos que tanto algunas habilidades como
algunos desórdenes mentales son hereditarios. ¿Significa esto que lo mental
(inmaterial) se transmite por vía genética (material)? La neuroquímica y la
farmacología nos enseñan que muchas sustancias químicas afectan a la vida
mental ¿Cómo es posible si pertenecen a distintos planos de realidad?
➋.- Los dualismos, al negar el carácter material de
los fenómenos mentales, imposibilitan que éstos sean abordados desde una
perspectiva científica.
➌.- El resultado final de las propuestas de los
dualistas es que no es posible definir lo mental de manera satisfactoria ni
describir en términos adecuados la posible relación de las dos realidades
supuestas.
E.- MONISMOS MATERIALISTAS.
TEXTO I
“El hombre es
uno con la naturaleza. ¿Cómo sería posible que todo pudiera describirse en
términos físicos excepto una sola coas, una parte de la realidad humana, lo
mental?”.
David Armstrong, Una Teoría materialista de la mente
TEXTO II
"La tesis de la identidad que defiendo afirma que los estados de
experiencia directa que los seres humanos experimentan ... son idénticos con ciertos aspectos,..., de los
procesos neuronales de su sistema nervioso".
FEIGL, H. The "mental" and the "physical",
1.967.
TEXTO III
“Cuando la neurociencia haya alcanzado un nivel de desarrollo en el que la
pobreza de nuestras concepciones actuales resulte evidente para todo el mundo,
y se establezca la superioridad del nuevo marco de referencia, entonces seremos
capaces finalmente de emprender la tarea de volver a pensar nuestros estados y
actividades internos dentro de un marco conceptual verdaderamente adecuado. Las
explicaciones que nos demos recíprocamente de nuestras conductas tendrán que
recurrir a elementos tales como los estados neurofarmacológicos, la actividad
nerviosa en zonas anatómicas especializadas y cualquier otro tipo de estados
que la nueva teoría juzgue pertinentes, también se transformará la
introspección personal y tal vez llegue a adquirir un mayor nivel de profundidad
en virtud del marco más preciso en el que tendrá que trabajar... del mismo modo
en que la percepción del astrónomo del cielo nocturno se ve muy favorecida por
el conocimiento detallado que posee de la moderna teoría astronómica. No se
debe minimizar la magnitud de la revolución conceptual que aquí se señala:
podría ser monumental... Si cada uno de nosotros poseyera un conocimiento
neuro-científico de las variedades y causas de las enfermedades mentales, de
los factores que intervienen en el aprendizaje, las bases neurológicas de las
emociones, la inteligencia y la socialización entonces la totalidad de la
desdicha humana podría disminuir mucho”.
CHURCHLAND,
P. M.: Materia y conciencia, 1.992, pp. 78 - 79.
MATERIALISMO MECANICISTA
“El mundo [...] el universo,
es decir, toda la masa de cosas existentes, es corpóreo, es decir, tiene
cuerpo; y tiene las dimensiones de la magnitud, a saber: longitud, anchura y
profundidad. Igualmente, cada parte del cuerpo es del mismo modo cuerpo y tiene
esas mismas dimensiones; y, en consecuencia, cada parte del universo es cuerpo,
y lo que no es cuerpo no forma parte del universo. Y puesto que el universo es
todo, aquello que no forma parte de él es nada y, en consecuencia, [no existe
en] ninguna parte.”
______________________________________________
HOBBES, THOMAS., Leviatán, cap. 46 ( Editora Nacional, Madrid 1979, p. 707).
2.2.- IDEALISMO
I.- EL IDEALISMO SUBJETIVO DE BERKELEY. TEXTO I.
“Que ni nuestros pensamientos, ni
las pasiones, ni las ideas formadas por la imaginación pueden existir sin la
mente, es lo que todos admiten.
Y, a mi parecer, no es menos evidente que las
varias sensaciones o ideas impresas, por complejas y múltiples que sean las
combinaciones en que se presenten (es decir, cualesquiera que sean los objetos
que así formen), no pueden tener existencia si no es en una mente que las
perciba. Estimo que puede obtenerse un conocimiento intuitivo de esto por
cualquiera que observe lo que significa el término existir cuando se aplica a
cosas materiales. Así por ejemplo, esta mesa en que escribo, digo que existe,
esto es, que la veo y la siento: y si yo estuviera fuera de mi estudio, diría
también que ella existía, significando con ello que, si yo estuviera en mi
estudio, podría percibirla de nuevo, o que otra mente que estuviera allí
presente la podría percibir realmente.
Cuando digo que había un olor, quiero decir
que fue olido; si hablo de un sonido, significo que fue oído; si de un color o
de una figura determinada, no quiero decir otra cosa sino que fueron percibidos
por la vista o el tacto.
Es lo único que permiten entender ésas o
parecidas expresiones. Porque es incomprensible la afirmación de la existencia
absoluta de los seres que no piensan, prescindiendo totalmente de que puedan
ser percibidos. Su existir consiste en esto, en que se los perciba; y no se los
concibe en modo alguno fuera de la mente o ser pensante que pueda tener
percepción de los mismos.”
__________________________________________________
BERKELEY, GEORGE., Principios del conocimiento humano, Introducción, III (Orbis,
Barcelona 1985, p. 42.)
II.- IDEALISMO TRANSCENDENTAL DE
INMANUEL KANT.
“En la estética trascendental hemos demostrado
suficientemente que todo cuanto intuimos en el espacio o en el tiempo, esto es,
todos los objetos de la experiencia que nos es posible, no son otra cosa que
fenómenos, es decir, simples representaciones que, tal como son representadas,
como seres extensos o como seres de cambios, no poseen existencia propia,
independientemente de nuestros pensamientos. Esta doctrina es lo que llamo
idealismo trascendental.”
__________________________________________________
KANT,
INMANUEL., Crítica de la razón pura, Dialéctica trasc., libro segundo,
cap. 2, sec. 6, B 519 (Alfaguara, Madrid
1988, 6ª ed., p. 437).
III.- IDEALISMO ABSOLUTO. IDEALISMO DIALECTICO DE G.W.
HEGEL.
“Lo verdadero es el todo. Pero el
todo es solamente la esencia que se completa mediante su desarrollo. De lo
absoluto hay que decir que es esencialmente resultado, que sólo al final es lo
que es en verdad, y en ello estriba precisamente su naturaleza, que es la de
ser real, sujeto o devenir de sí mismo. [...]
Lo real es lo mismo que su
concepto simplemente porque lo inmediato, en cuanto fin, lleva en sí el sí
mismo o la realidad pura. El fin ejecutado o lo real existente es movimiento y
devenir desplegado; ahora bien, esta inquietud es precisamente el sí mismo,
[...] porque es el resultado, lo que ha retornado a sí, pero lo que ha
retornado a sí es cabalmente el sí mismo y el sí mismo es la igualdad y la
simplicidad referida a sí misma. [...]
El que lo verdadero sólo es real
como sistema o el que la sustancia es esencialmente sujeto se expresa en la
representación que enuncia lo absoluto como espíritu, el concepto más elevado
de todos y que pertenece a la época moderna y a su religión. Sólo lo espiritual
es lo real; es la esencia o el ser en sí, lo que se mantiene y lo determinado
-el ser otro y el ser para sí- [...]. Pero este ser en y para sí [...] es la sustancia
espiritual.”
__________________________________________________
HEGEL, G. W., Fenomenología del espíritu,
Prólogo, FCE, México 1971, p. 16-19.
2.3.- POSICIONES INTERMEDIAS
A.- FUNCIONALISMO
TEXTO
“En los
últimos quince años han surgido, a partir de la reflexión filosófica sobre
los avances en Inteligencia aritificial,
en Teoría de computadores, en Lingüística, Cibernética y Psicología, una
filosofía de la mente llamada funcionalismo, que no es ni dualista ni
materialista. Todos estos campos, a los que se designa colectivamente como
ciencias cognitivas, tienen en común un cierto nivel de abstracción y una
cierta relación con sistemas que procesan información. El funcionalismo, que
pretende ofrecer una explicación filosófica de ese nivel de abstracción, admite
la posibilidad de que sistemas tan diversos como seres humanos, máquinas,
computadoras y espíritus incorpóreos, puedan tener todos ellos estados
mentales. Para la concepción funcionalista, la psicología de un sistema no
depende del barro del que está hecho (células vivas, elementos metálicos o
energía espiritual), sino de cómo está estructurado y organizado ese material.”
FODOR,
J., Investigación y ciencia, Marzo, 1.981, p. 62.
B.- EMERGENTISMO.
TEXTO
“Veo el cerebro humano como un órgano como cualquier otro, como un sistema
biológico, su rasgo especial, el rasgo en el que difiere notablemente de otros
órganos biológicos, es su capacidad de producir y mantener toda la enorme
variedad de nuestra vida consciente. Por conciencia no entiendo la pasividad
subjetiva de la tradición cartesiana, sino todas las formas de nuestra vida
consciente -desde luchar, huir, comer, fornicar, a conducir coches, escribir
libros o rascarnos. Todos los procesos en los que pensamos como especialmente
mentales -la percepción, el aprendizaje, la inferencia, la toma de decisiones,
la resolución de problemas, las emociones, etc. - están crucialmente
relacionadas, de una manera u otra, con la conciencia. Además, todos esos grandes
rasgos que los filósofos han pensado que son especiales de la mente, dependen
de forma singular de la conciencia: la subjetividad, la intencionalidad, la
racionalidad, el libre albedrío (si es que hay tal cosa) y la causación mental.
El olvidarse de la conciencia es lo que da cuenta, más que cualquier otra cosa,
de la ausencia de frutos y la esterilidad de la psicología, la filosofía de la
mente y la ciencia cognitiva.”
SEARLE,
J. R., El redescubrimiento de la mente, 1.996, p. 231.
TEXTO
"Presento
un manojo de ideas que en su conjunto componen un principio organizador o
paradigma para entender la función cerebral. Se basa en el conocimiento
adquirido mediante la experimentación y en la teoría evolucionista y su
principio jerárquico, e incluye la concepción del cerebro como una máquina
informadora y procesadora. Suele pensarse que los aspectos más sutiles y
complejos de la conducta son iniciados y controlados por niveles superiores del
neuroeje; especialmente la percepción, el recuerdo, el pensamiento, el cálculo,
la forja de planes para la acción presente y la conciencia en sí. Yo los
considero dependientes de la acción conjunta de amplias poblaciones de neuronas
del cerebro anterior, organizadas en sistemas complejos y, en consecuencia,
producidos por éstos;... Tal principio coincide exactamente con la doctrina de
la identidad psiconeuronal y se opone abiertamente al dualismo cartesiano, así
en su versión original como en sus formulaciones más recientes".
MOUNTCASTLE., El diligente cerebro, 1.978
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