lunes, 17 de marzo de 2014

La Realidad- Filosofía de la Psicología "inteligencia Artificial"




I.- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA DE LA REALIDAD
En la película The Matrix, Morpheo le dice a Neo las siguientes palabras:
 «¿Qué es real? ¿Cómo defines lo real? Si estás hablando de lo que puedes sentir, lo que puedes oler, lo que puedes saborear y ver, entonces lo real son simplemente señales eléctricas interpretadas por tu cerebro.»
Esta pequeña frase sugiere una de las cuestiones más inquietantes que la filosofía y un ser humano puede llegar a plantearse a lo largo de su existencia. ¿Existe alguna realidad, además de mi conciencia y sus vivencias, ideas y estados? ¿Existe, además de mi cerebro un cuerpo en el que dicho cerebro se encontrara? En el caso de que así fuera, ¿Existe, además de mi cerebro y de mi cuerpo, un mundo externo a ellos del que tengo ideas? En el caso de que las respuestas a estas cuestiones fueran todas afirmativas, aún podríamos seguir preguntando ¿cómo podríamos llegar a saberlo? Todas estas preguntas hacen referencia a un viejo problema planteado por René Descartes que ha pasado a la historia del pensamiento como el problema del cerebro en una cubeta. Este problema en Descartes se conoce como el problema del Genio Maligno o del Dios Engañador. Veamos cómo lo plantea Descartes:
«Supondré ahora --escribió Descartes--, no que Dios, que es supremamente bueno y la fuente de la verdad, sino en cambio algún genio maligno con el más extraordinario poder ha usado todas sus fuerzas para engañarme. Debo pensar que el cielo, el aire, la tierra, colores, formas, sonidos, y todas las cosas externas son solo alucinaciones de sueños los cuales ha creado para engañar mi juicio»
 Meditaciones 15
El planteamiento actual de este problema fue llevado a cabo por Jonathan Dancy en su libro Introducción a la epistemología contemporánea. En el capítulo 10 escribe lo siguiente:
«Usted no sabe que no es un cerebro, suspendido en una cubeta llena de líquido en un laboratorio, y conectada a un computador que lo alimenta con sus experiencias actuales bajo el control de algún ingenioso científico técnico (benévolo o maligno, de acuerdo a su gusto). Puesto que, si usted fuera un cerebro así, asumiendo que el científico es exitoso, nada dentro de sus experiencias podría revelar que usted lo es; ya que sus experiencias son, según la hipótesis, idénticas con las de algo que no es un cerebro en la cubeta. Como usted sólo tiene sus propias experiencias para saberlo, y esas experiencias son las mismas en cualquier situación, nada podría mostrarle cuál de las dos situaciones es la real.»
Posteriormente sería Hilary Putnam, en su libro Reason, Truth, and History, quien generalizará este problema a cualquier ser humano:
«En lugar de tener sólo un cerebro en la cubeta, podemos imaginar que todos los seres humanos (o todos los seres con sensaciones) son cerebros en la cubeta (o sistemas nerviosos en la cubeta en el caso en el que seres con sólo sistemas nerviosos cuenten como seres con sensaciones) ¿Por supuesto, el científico malvado tendría que estar afuera, o no? tal vez no haya ningún científico maligno, tal vez (aunque parezca absurdo) el universo consista solamente de maquinaria automática atendiendo una cubeta llena de cerebros y de sistemas nerviosos. Ahora supongamos que esta maquinaria automática esta programada para darnos a todos una alucinación colectiva en lugar de un cierto número de alucinaciones aisladas. Así cuando me parece que le hablo a usted, a usted le parece estar oyendo mis palabras... Ahora quiero hacer una pregunta que parecerá muy tonta y obvia (al menos para algunas personas, incluyendo algunos filósofos muy sofisticados), pero que nos llevará a verdaderas profundidades filosóficas con cierta rapidez. Supongamos que toda esta historia fuera realmente verdadera, ¿podríamos, si fuéramos cerebros en la cubeta de este modo, decir o pensar que lo somos?»
Todo ello no hace que generarnos dudas sobre la existencia de lo real y sobre, si existe, a qué podríamos llamar real. Muchas han sido las respuestas a estas y otras cuestiones del mismo tipo. Veamos algunas de ellas.
II.- SOBRE LA NATURALEZA DE LA REALIDAD.
2.1.- REALISMO
A.- ESENCIALISMO PLATÓNICO
TEXTO I
“La razón no tiene más que un camino a seguir en sus indagaciones; mientras tengamos nuestro cuerpo, y nuestra alma esté sumida en esta corrupción, jamás poseeremos el objeto de nuestros deseos; es decir, la verdad. En efecto, el cuerpo nos pone mil obstáculos por la necesidad en que estamos de alimentarle, y con esto, y las enfermedades que sobrevienen, se turban nuestras indagaciones. Por otra parte, nos llena de amores, de deseos, de temores, de mil quimeras y de toda clase de necesidades; de manera que nada hay más cierto que lo que se dice ordinariamente: que el cuerpo nunca nos conduce a la sabiduría. Porque ¿de dónde nacen las guerras, las sediciones, los combates? Del cuerpo, con todas sus pasiones.
En efecto; todas las guerras no proceden sino del ansia de amontonar riquezas, y nos vemos obligados a amontonarlas a causa del cuerpo, para servir como esclavos a sus necesidades. He aquí por qué no tenemos tiempo para pensar en la filosofía; y el mayor de nuestros males consiste que en el acto de tener tiempo y ponernos a meditar, de repente interviene el cuerpo en nuestras indagaciones, nos embaraza, nos turba y no nos deja discernir la verdad.
Está demostrado que si queremos saber verdaderamente alguna cosa, es preciso que abandonemos el cuerpo, y que el alma sola examine los objetos que quiere conocer. Sólo entonces gozamos de la sabiduría, de que nos mostramos tan celosos; es decir, después de la muerte, y no durante la vida. La razón misma lo dicta : porque si es imposible conocer nada en su pureza mientras vivimos con el cuerpo, es preciso que suceda una de estas dos cosas: o que no se conozca nunca la verdad, o que se conozca después de la muerte, porque entonces el alma, libre de esta carga, se pertenecerá a sí misma; pero mientras estemos en esta vida no nos aproximaremos a la verdad sino en razón de nuestro alejamiento del cuerpo, renunciando a todo comercio con él y cediendo sólo a la necesidad.”
TEXTO II
El dualismo animista de Platón encuentra su fundamento en un dualismo ontológico. Dicho dualismo lo describe admirablemente el “mito de la caverna”.
"I. -Y a continuación -seguí- compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquéllos sus maravillas.
-Ya lo veo -dijo.
-Pues bien, contempla ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
-Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños pioneros!
-Iguales que nosotros -dije-, porque, en primer lugar ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
-¡Cómo -dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
-¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
-¿Qué otra cosa van a ver?
-Y, si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos? Forzosamente.
-¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
-No, ¡por Zeus! -dijo.
-Entonces no hay duda -dije yo- de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
-Es enteramente forzoso -dijo.
-Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia y si, conforme a naturaleza , les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
-Mucho más -dijo.
II. -Y, si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría que éstos son realmente más claros que los que le muestran?
-Así es -dijo.
-Y, si se lo llevaran de allí a la fuerza -dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado y, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
-No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
-Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras, luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
-¿Cómo no?
-Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
-Necesariamente -dijo.
-Y, después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible y es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían
-Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
-¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos? Efectivamente.
-Y, si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquéllos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente «ser siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal » o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?
-Eso es lo que creo yo -dijo-: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.
-Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas como a quien deja súbitamente la luz del sol?
-Ciertamente -dijo.
-Y, si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?
-Claro que sí-dijo.
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh, amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas, que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
-También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo."
Platón, República, libro VII
SÍMBOLOS DEL MITO DE LA CAVERNA Y SU INTERPRETACIÓN 
DIMENSIÓN ANTROPOLÓGICA
SÍMBOLOS DEL MITO
INTERPRETACIÓN EN LA VIDA REAL
prisioneros
 el hombre en la medida en que vive inserto en el mundo sensible y sus valores
conocimiento de sí mismos como siendo meras sombras
identificación de la realidad humana con el cuerpo
liberación del prisionero
liberación del hombre y descubrimiento del mundo verdadero
(Mundo de las Ideas)
el cautivo pierde las cadenas, reconoce los objetos en la caverna, sube al mundo exterior y reconoce los objetos del mundo exterior
el filósofo libera moral e intelectualmente su alma de las limitaciones y ataduras del cuerpo y del mundo sensible y asciende al mundo de las Ideas; práctica de la dialéctica o filosofía
conocimiento de sí mismo en el mundo exterior
tras el ejercicio de la filosofía, identificación de la realidad humana con el alma
DIMENSIÓN ONTOLÓGICA Y EPISTEMOLÓGICA
SÍMBOLOS DEL MITO
INTERPRETACIÓN EN LA VIDA REAL
TIPO DE REALIDAD
TIPO DE REALIDAD
TIPO DE SABER
MUNDO SUBTERRÁNEO
MUNDO QUE SE DA A LOS SENTIDOS (o mundo sensible)
OPINIÓN
las sombras en el fondo de la caverna
las sombras y los reflejos de los objetos
conjetura
los objetos de la caverna
los objetos naturales y artificiales
creencia
la luz del fuego
el sol
MUNDO EXTERIOR
MUNDO INTELIGIBLE O MUNDO DE LAS IDEAS
CIENCIA
las sombras y reflejos en el agua de las cosas exteriores
las ideas matemáticas
pensamiento discursivo
las cosas exteriores mismas y, por la noche, la luna y los objetos celestes
las Ideas superiores
inteligencia
el sol mismo
la Idea de Bien
conocimiento como subida al mundo exterior
conocimiento o ciencia estricta o filosofía como “ascensión al ser” (al mundo de las Ideas)
DIMENSIÓN MORAL Y POLÍTICA DEL MITO
SÍMBOLOS DEL MITO
INTERPRETACIÓN EN LA VIDA REAL
necesidad en el proceso de liberación del prisionero (por eso Platón emplea con frecuencia expresiones del tipo “si le forzáramos”, “si a la fuerza se le arrastrara”)
  • el destino del hombre no es el mundo físico sino el mundo absoluto y divino de las Ideas, por lo que es necesaria la dialéctica o filosofía para el cumplimiento de dicho destino;
  • legitimidad del autoritarismo ilustrado platónico
el prisionero liberado baja de nuevo al mundo de la caverna
el filósofo no puede limitarse a la mera contemplación de las ideas; tiene la obligación moral de volver su mirada hacia el mundo y ayudar a la liberación de las demás personas
el prisionero liberado que es perseguido y asesinado por sus compañeros
  el proceso y muerte de Sócrates y de todos aquellos que insisten en mostrar la verdad a los hombres
comprensión del papel que tiene el sol en la vida, realidad y gobierno de las cosas
comprensión del papel que tiene la Idea del Bien como el principio que crea, da inteligibilidad a la realidad e ilumina la vida moral y política

B.- INTERACCIONISMO CARTESIANO
TEXTO I
“Tengo yo un cuerpo al que estoy estrechamente unido, sin embargo, puesto que por una parte una idea clara y distinta de mí mismo, según la cual soy algo que piensa y no extenso y, por otra parte, tengo una idea distinta del cuerpo según la cual éste es una cosa extensa, que no piensa, resulta cierto que yo, es decir, mi alma, por la cual soy lo que soy, es entera y verdaderamente distinta de mi cuerpo, pudiendo ser y existir sin el cuerpo... Me enseña la Naturaleza por medio de estos sentimientos de dolor, hambre, sed, etc., que no estoy metido en mi cuerpo como un piloto en su navío, sino tan estrechamente unido y confundido y mezclado con él, que forma como un sólo todo con mi cuerpo. Pues si esto no fuera así, no sentiría yo dolor cuando mi cuerpo está herido, puesto que soy solamente una cosa que piensa; percibiría la herida por medio del entendimiento como un piloto percibe, por medio de la vista, lo que se rompe en el barco.”
                                               DESCARTES, RENÉ, Meditaciones Metafísicas, VI, Ed. Alfaguara.
TEXTO II
"Así, cuando el alma quiere acordarse de alguna cosa, esta voluntad hace que la glándula, inclinándose sucesivamente hacia diversos lugares, empuje a los espíritus hacia diversos lugares del cerebro, hasta que encuentren aquél en que estén las huellas que ha dejado el objeto del que se quiere acordar. Porque estas huellas no son otra cosa más que los poros del cerebro, por donde los espíritus han pasado a causa de la presencia de este objeto, y adquirieron por eso mayor facilidad que los otros para ser abiertos otra vez de la misma manera por los espíritus que tienen hacia ellos; de modo que estos espíritus, al encontrar estos poros, entran dentro con mayor facilidad que los otros, y excitan de este modo un movimiento peculiar de la glándula, el cual representa al alma el mismo objeto y le hace conocer que es aquél del cual quería acordarse."
                                                                DESCARTES, RENÉ., Las pasiones del alma, I. XLII.
TEXTO III
“El problema de si existen los estados físicos y mentales, de si interactúan o si se relacionan de otra manera se conoce como el problema del cuerpo y la mente o la mente y el cuerpo o como el problema psicofísico. Una de las soluciones concebibles de este problema es el interaccionismo: la teoría de que los estados mentales y físicos interactúan. Esto conduce más exactamente a describir el problema del cuerpo y de la mente como el problema del cerebro y la mente, ya que se aduce que la interacción se localiza en el cerebro... Considero que los problemas que nos ocupan se pueden clarificar considerablemente si introducimos una división tripartita. Primero, está el mundo físico - el universo de las entidades físicas que denominaré “Mundo 1”. En segundo lugar, está el mundo de los estados mentales, incluyendo entre ellos los estados de conciencia, las disposiciones psicológicas y los estados inconscientes: es lo que denominará “Mundo 2”. Pero hay también un tercer mundo, el mundo de los contenidos del pensamiento y, ciertamente, de los productos de la mente humana; a esto lo denominaré “Mundo 3”.
Karl Popper
TEXTO IV
“¿Puede una máquina tener pensamientos conscientes en el mismo preciso sentido en que los tenemos Usted y yo? si entendemos por máquina un sistema material capaz de desempeñar ciertas funciones, resulta que los humanos somos máquinas de una clase biológica especial y, como los humanos piensan, es evidentemente cierto que hay máquinas capaces de pensar. Y quien sabe si será posible producir máquinas pensantes que se valgan de materiales totalmente distintos, máquinas que utilicen -es un decir- microcircuitos de silicio o válvulas termoiónicas. Tal vez se demuestre que ello es imposible, pero ciertamente eso es, hoy por hoy, cosa que no sabemos.
        Sin embargo en los últimos decenios, la cuestión de si las máquinas podrían pensar ha recibido una interpretación enteramente distinta. La cuestión planteada en su lugar es: ¿Podría una máquina pensar justamente en virtud de que ejecuta un programa informático? ¿Es el programa, en sí mismo, constitutivo de pensamiento? Se trata de una cuestión completamente diferente, porque no se ocupa de propiedades físicas, causales, de sistemas materiales, sino que atañe por el contrario a las propiedades abstractas, computacionales, de programas informáticos formales que podrían realizarse en cualquier clase de sustancia, sin otra condición que la de que ésta sea capaz de ejecutar el programa. No son pocos los investigadores en Inteligencia Artificial convencidos de que esta sea capaz de ejecutar el programa. No son pocos los investigadores en Inteligencia Artificial convencidos de que esta segunda pregunta tiene respuesta afirmativa.”
SEARLE, J., ¿Es la mente un programa informático? en Investigación y ciencia, 162, 1990, p. 10.
C.- EPIFENOMENALISMO
TEXTO I
"La tesis desarrollada en este capítulo es...: el encéfalo del hombre que se sabe (a sí mismo) contiene, en la organización anatómica de su cortex, representaciones del mundo que le rodea, y es igualmente capaz de construirlas y de utilizarlas en sus cálculos.... Éstos encadenamientos y ajustes entre las neuronas, estas sutiles telas de araña funcionan como un todo. ¿Debemos decir que la conciencia emerge de ese todo? Sí, si se toma la palabra emerger al pie de la letra, como cuando se dice que un iceberg emerge del agua. Pero no nos basta decir que la conciencia es ese sistema de regulaciones en funcionamiento".
                                                                                   CHANGEAUX., El hombre neuronal, 1.983.
D.- OBJECCIONES A LAS POSTURAS DUALISTAS
                  El principal problema que presentan todas las teorías dualistas consiste en explicar cómo es posible  que dos realidades tan distintas y hasta opuestas puedan interactuar entre sí, es decir, ¿cómo es posible que acontecimientos físicos caracterizados por su espacialidad puedan originar acontecimientos mentales o psíquicos caracterizados por su inespacialidad y viceversa? Incluso aunque si, como los epifenomenalistas, sólo admitiéramos la influencia de lo físico sobre lo psíquico, ¿Cómo podríamos explicar la situación del mundo actual sin la existencia e influencia de los fenómenos mentales?
                  Además de estas objeciones que son las más importantes, es posible enumerar también otras críticas que nos impedirían la aceptación de las hipótesis de los dualistas. Veamos las principales:
.- Sabemos que tanto algunas habilidades como algunos desórdenes mentales son hereditarios. ¿Significa esto que lo mental (inmaterial) se transmite por vía genética (material)? La neuroquímica y la farmacología nos enseñan que muchas sustancias químicas afectan a la vida mental ¿Cómo es posible si pertenecen a distintos planos de realidad?
.- Los dualismos, al negar el carácter material de los fenómenos mentales, imposibilitan que éstos sean abordados desde una perspectiva científica.
.- El resultado final de las propuestas de los dualistas es que no es posible definir lo mental de manera satisfactoria ni describir en términos adecuados la posible relación de las dos realidades supuestas.
E.- MONISMOS MATERIALISTAS.
TEXTO I
“El hombre es uno con la naturaleza. ¿Cómo sería posible que todo pudiera describirse en términos físicos excepto una sola coas, una parte de la realidad humana, lo mental?”.
David Armstrong, Una Teoría materialista de la mente
TEXTO II
"La tesis de la identidad que defiendo afirma que los estados de experiencia directa que los seres humanos experimentan ...  son idénticos con ciertos aspectos,..., de los procesos neuronales de su sistema nervioso".
FEIGL, H. The "mental" and the "physical", 1.967.
TEXTO III
“Cuando la neurociencia haya alcanzado un nivel de desarrollo en el que la pobreza de nuestras concepciones actuales resulte evidente para todo el mundo, y se establezca la superioridad del nuevo marco de referencia, entonces seremos capaces finalmente de emprender la tarea de volver a pensar nuestros estados y actividades internos dentro de un marco conceptual verdaderamente adecuado. Las explicaciones que nos demos recíprocamente de nuestras conductas tendrán que recurrir a elementos tales como los estados neurofarmacológicos, la actividad nerviosa en zonas anatómicas especializadas y cualquier otro tipo de estados que la nueva teoría juzgue pertinentes, también se transformará la introspección personal y tal vez llegue a adquirir un mayor nivel de profundidad en virtud del marco más preciso en el que tendrá que trabajar... del mismo modo en que la percepción del astrónomo del cielo nocturno se ve muy favorecida por el conocimiento detallado que posee de la moderna teoría astronómica. No se debe minimizar la magnitud de la revolución conceptual que aquí se señala: podría ser monumental... Si cada uno de nosotros poseyera un conocimiento neuro-científico de las variedades y causas de las enfermedades mentales, de los factores que intervienen en el aprendizaje, las bases neurológicas de las emociones, la inteligencia y la socialización entonces la totalidad de la desdicha humana podría disminuir mucho”.
                                                   CHURCHLAND, P. M.: Materia y conciencia, 1.992, pp. 78 - 79.
MATERIALISMO MECANICISTA
“El mundo [...] el universo, es decir, toda la masa de cosas existentes, es corpóreo, es decir, tiene cuerpo; y tiene las dimensiones de la magnitud, a saber: longitud, anchura y profundidad. Igualmente, cada parte del cuerpo es del mismo modo cuerpo y tiene esas mismas dimensiones; y, en consecuencia, cada parte del universo es cuerpo, y lo que no es cuerpo no forma parte del universo. Y puesto que el universo es todo, aquello que no forma parte de él es nada y, en consecuencia, [no existe en] ninguna parte.”
______________________________________________
HOBBES, THOMAS., Leviatán, cap. 46 ( Editora Nacional, Madrid 1979, p. 707).
2.2.- IDEALISMO
I.- EL IDEALISMO SUBJETIVO DE BERKELEY. TEXTO I.
“Que ni nuestros pensamientos, ni las pasiones, ni las ideas formadas por la imaginación pueden existir sin la mente, es lo que todos admiten.
 Y, a mi parecer, no es menos evidente que las varias sensaciones o ideas impresas, por complejas y múltiples que sean las combinaciones en que se presenten (es decir, cualesquiera que sean los objetos que así formen), no pueden tener existencia si no es en una mente que las perciba. Estimo que puede obtenerse un conocimiento intuitivo de esto por cualquiera que observe lo que significa el término existir cuando se aplica a cosas materiales. Así por ejemplo, esta mesa en que escribo, digo que existe, esto es, que la veo y la siento: y si yo estuviera fuera de mi estudio, diría también que ella existía, significando con ello que, si yo estuviera en mi estudio, podría percibirla de nuevo, o que otra mente que estuviera allí presente la podría percibir realmente.
 Cuando digo que había un olor, quiero decir que fue olido; si hablo de un sonido, significo que fue oído; si de un color o de una figura determinada, no quiero decir otra cosa sino que fueron percibidos por la vista o el tacto.
 Es lo único que permiten entender ésas o parecidas expresiones. Porque es incomprensible la afirmación de la existencia absoluta de los seres que no piensan, prescindiendo totalmente de que puedan ser percibidos. Su existir consiste en esto, en que se los perciba; y no se los concibe en modo alguno fuera de la mente o ser pensante que pueda tener percepción de los mismos.”
__________________________________________________
BERKELEY, GEORGE., Principios del conocimiento humano, Introducción, III (Orbis, Barcelona 1985, p. 42.)
II.- IDEALISMO TRANSCENDENTAL DE INMANUEL KANT.
 “En la estética trascendental hemos demostrado suficientemente que todo cuanto intuimos en el espacio o en el tiempo, esto es, todos los objetos de la experiencia que nos es posible, no son otra cosa que fenómenos, es decir, simples representaciones que, tal como son representadas, como seres extensos o como seres de cambios, no poseen existencia propia, independientemente de nuestros pensamientos. Esta doctrina es lo que llamo idealismo trascendental.”
__________________________________________________
                                   KANT, INMANUEL., Crítica de la razón pura, Dialéctica trasc., libro segundo, cap. 2, sec. 6, B 519  (Alfaguara, Madrid 1988, 6ª ed., p. 437).
III.- IDEALISMO ABSOLUTO. IDEALISMO DIALECTICO DE G.W. HEGEL.
“Lo verdadero es el todo. Pero el todo es solamente la esencia que se completa mediante su desarrollo. De lo absoluto hay que decir que es esencialmente resultado, que sólo al final es lo que es en verdad, y en ello estriba precisamente su naturaleza, que es la de ser real, sujeto o devenir de sí mismo. [...]
Lo real es lo mismo que su concepto simplemente porque lo inmediato, en cuanto fin, lleva en sí el sí mismo o la realidad pura. El fin ejecutado o lo real existente es movimiento y devenir desplegado; ahora bien, esta inquietud es precisamente el sí mismo, [...] porque es el resultado, lo que ha retornado a sí, pero lo que ha retornado a sí es cabalmente el sí mismo y el sí mismo es la igualdad y la simplicidad referida a sí misma. [...]
El que lo verdadero sólo es real como sistema o el que la sustancia es esencialmente sujeto se expresa en la representación que enuncia lo absoluto como espíritu, el concepto más elevado de todos y que pertenece a la época moderna y a su religión. Sólo lo espiritual es lo real; es la esencia o el ser en sí, lo que se mantiene y lo determinado -el ser otro y el ser para sí- [...]. Pero este ser en y para sí [...] es la sustancia espiritual.”
__________________________________________________
HEGEL, G. W., Fenomenología del espíritu, Prólogo, FCE, México 1971, p. 16-19.
2.3.- POSICIONES INTERMEDIAS
A.- FUNCIONALISMO
TEXTO
“En los últimos quince años han surgido, a partir de la reflexión filosófica sobre los  avances en Inteligencia aritificial, en Teoría de computadores, en Lingüística, Cibernética y Psicología, una filosofía de la mente llamada funcionalismo, que no es ni dualista ni materialista. Todos estos campos, a los que se designa colectivamente como ciencias cognitivas, tienen en común un cierto nivel de abstracción y una cierta relación con sistemas que procesan información. El funcionalismo, que pretende ofrecer una explicación filosófica de ese nivel de abstracción, admite la posibilidad de que sistemas tan diversos como seres humanos, máquinas, computadoras y espíritus incorpóreos, puedan tener todos ellos estados mentales. Para la concepción funcionalista, la psicología de un sistema no depende del barro del que está hecho (células vivas, elementos metálicos o energía espiritual), sino de cómo está estructurado y organizado ese material.”
                                                             FODOR, J., Investigación y ciencia, Marzo, 1.981, p. 62.
B.- EMERGENTISMO.
TEXTO
“Veo el cerebro humano como un órgano como cualquier otro, como un sistema biológico, su rasgo especial, el rasgo en el que difiere notablemente de otros órganos biológicos, es su capacidad de producir y mantener toda la enorme variedad de nuestra vida consciente. Por conciencia no entiendo la pasividad subjetiva de la tradición cartesiana, sino todas las formas de nuestra vida consciente -desde luchar, huir, comer, fornicar, a conducir coches, escribir libros o rascarnos. Todos los procesos en los que pensamos como especialmente mentales -la percepción, el aprendizaje, la inferencia, la toma de decisiones, la resolución de problemas, las emociones, etc. - están crucialmente relacionadas, de una manera u otra, con la conciencia. Además, todos esos grandes rasgos que los filósofos han pensado que son especiales de la mente, dependen de forma singular de la conciencia: la subjetividad, la intencionalidad, la racionalidad, el libre albedrío (si es que hay tal cosa) y la causación mental. El olvidarse de la conciencia es lo que da cuenta, más que cualquier otra cosa, de la ausencia de frutos y la esterilidad de la psicología, la filosofía de la mente y la ciencia cognitiva.”
                                                   SEARLE, J. R., El redescubrimiento de la mente, 1.996, p. 231.
TEXTO
"Presento un manojo de ideas que en su conjunto componen un principio organizador o paradigma para entender la función cerebral. Se basa en el conocimiento adquirido mediante la experimentación y en la teoría evolucionista y su principio jerárquico, e incluye la concepción del cerebro como una máquina informadora y procesadora. Suele pensarse que los aspectos más sutiles y complejos de la conducta son iniciados y controlados por niveles superiores del neuroeje; especialmente la percepción, el recuerdo, el pensamiento, el cálculo, la forja de planes para la acción presente y la conciencia en sí. Yo los considero dependientes de la acción conjunta de amplias poblaciones de neuronas del cerebro anterior, organizadas en sistemas complejos y, en consecuencia, producidos por éstos;... Tal principio coincide exactamente con la doctrina de la identidad psiconeuronal y se opone abiertamente al dualismo cartesiano, así en su versión original como en sus formulaciones más recientes".
MOUNTCASTLE., El diligente cerebro, 1.978

No hay comentarios:

Publicar un comentario